Antes de empezar a estudiar la Licenciatura en Bioquímica, ya estaba interesado en la Educación. Nada más terminar 2º de Bachillerato, comencé a dar clases particulares, ayudando a otros estudiantes con los conocimientos que yo ya había adquirido. Cuando terminé la carrera y de forma paralela a los estudios de Doctorado, me apunté a los cursos para la obtención del Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP). En teoría, con este "titulo" uno estaba en posesión de la "aptitud pedagógica" para dar clases en institutos en la didáctica que hubiese elegido. Aquí descubrí cómo de mal se preparaban a los futuros profesores de Educación Secundaria y de Educación para Grados Medios y Superiores de Formación Profesional. Tuvimos que trabajar con libros desfasados en el tiempo (se explicaban leyes educativas que ni siquiera se habían llegado a implantar) y se debían hacer unas prácticas presenciales de un mes de duración en un centro educativo, que creo que no llegaban a realizar ni el 20 % de los alumnos de la manera en que se pedía. Esto suponía que se estaba preparando un profesorado de una manera un tanto cuestionable. Dado que yo en la carrera no aprendí técnicas relacionadas con el proceso de enseñanza-aprendizaje que me pudieran resultar útiles para dedicarme a la enseñanza en Educación Secundaria o Superior, decidí iniciar los estudios en el Grado de Pedagogía con la esperanza de aquí sí poder encontrarlas. Afortunadamente para el resto, los cursos para la obtención del CAP desaparecieron y los estudiantes recién licenciados o graduados pueden obtener su aptitud pedagógica vía un nuevo máster de uno o dos años de duración. Espero que en estos cursos no se repitan errores pasados y el nuevo profesorado esté suficientemente bien capacitado para enseñar a las generaciones del futuro.
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